No solo las piernas nos sirven para correr, corremos con todo el cuerpo. Y mantener la postura adecuada puede ser decisivo en nuestro rendimiento ¿Quieres mejorar tu postura y técnica de carrera? Acá te contamos cómo lograrlo.
Nos dicen: correr es ponerse las zapatillas y salir por unos kilómetros. Los runners sabemos que no hay nada más lejos de la verdad que esa frase. Hay muchos elementos que influyen en nuestro entrenamiento y uno de los que menos consideramos pero, lejos uno de los más relevantes: la postura.
Cada zancada es un perfecto equilibrio entre piernas, cadera, espalda, brazos, hombros…es un balance entre cada parte de nuestro cuerpo. Esa delicada relación se traduce en la postura adecuada para correr que debemos considerar en cada entrenamiento.
Mejorar tu economía de carrera con una buena postura es más fácil de lo que parece, solo hay que tener conciencia de cuerpo y considerar ciertos factores claves. Acá te contamos:
Flexiona los tobillos y aterriza ligero. Aquí lo importante es aterrizar con toda la planta y el tobillo flexionado para un apoyo seguro que aumente nuestro impulso en la siguiente zancada. Siempre hacerlo ligero, la idea es que tus pies hagan el menos ruido posible y no rebotes.
Considera el braceo. El braceo es clave y lo consideramos poco. Hombros, codos y manos en armonía y moviéndose de manera unificada para potenciar el entrenamiento. La clave está en mantener los brazos en paralelo al cuerpo (sin que lo rocen) y los codos flexionados en 90º. Además, mantén los hombros y manos relajados, y las muñecas rectas.
Rodillas hacia el frente. La flexión ideal es de unos 30º e inclínalas hacia delante. Respecto a cuánto levantarlas, eso depende mucho de tu condición y objetivos.
Rota los hombros hacia atrás. Aquí tenemos que aplicar el poder de la mente porque en la medida que avanzamos muchos corredores tendemos a llevar nuestro cuerpo hacía adelante, sobre todo los hombros. Lo que no solo daña la economía de carrera sino que también el cuello y la espalda.
Tren superior derecho. Nada de mirar hacia abajo, siempre mirar para adelante para tener el panorama claro ( y no caerse) y además para mantener derecho nuestro tren superior estirando la cabeza y el tronco. Con esto además nos aseguramos de mantener el pecho abierto, para que el aire de nuestra respiración fluya fácilmente.